Cálida, pequeña, confortable... dulce y rosada; en aquella cocina la mujer calzaba perfectamente, como la pieza de un rompecabezas infinito y en movimiento... mas el muchacho parecía sobrepasar los limites establecidos...
La atmósfera suave y acogedora envolvía por completo a la intrusa espectadora, que sentía como si interrumpiera el sutil orden perfecto de ese microuniverso...
El amor llenaba el aire, puro y con sabor a especias, intentó embeberse de la esencia queriendo embriagarse en ella, inspiró hasta llenar sus pulmones al tope. Parecía irreal, sacado de un cuento, una mágica armonía lo inundaba todo...